Contrata tu seguro de Hogar con MAPFRE con un descuento del 30% y tendrás incluída:
- reparación de electrodomésticos
- nueva cobertura de atasco
- tu perro protegido
- asistencia informática incluida
Buenas tardes,
Mi nombre es Susana García Díez y trabajo como técnico de emergencias en una ambulancia y también en una residencia de ancianos a media jornada.
Al principio de la crisis COVID-19 me solicitasteis unas líneas como Alumni CEU sobre mi trabajo en una ambulancia y en una residencia de ancianos. Ahora se ha calmado la crisis, y todavía tenemos que estar alerta y no debemos bajar la guardia. Tenemos que seguir respetando las medidas de prevención y protección. Por eso os quiero contar cómo ha sido mi experiencia.
Primero, quiero destacar que soy Urgencióloga. Me apasionan las urgencias y las emergencias, donde intento dar lo mejor de mí en cada asistencia, a cada paciente. Las urgencias COVID-19 se han llevado trocitos de mí. Cada paciente que he atendido y trasladado al hospital se ha llevado un trocito de mí y yo me he quedado con un trocito de él o de ella.
Ver el miedo del paciente que tiene dificultad respiratoria a pesar de estar realizando las medidas de soporte pertinentes... Porque tiene determinada edad y ha visto en las noticias que a los mayores de X no se les "conectaba a respiradores“ "no se les salvaba“. Intentar explicar que eso no era así, que se intentaba salvar a todos y cada uno de los pacientes. Que quizá algunos, por patologías previas estaban más delicados y "no llegaban a la UCI“ pero que nadie se rendía por la edad.
Intenta explicar eso a personas de 80 años que dejan a su esposa o marido de ochenta y tantos en casa... y que tienen el miedo (o la certeza) de que no volverán a verse. Intenta explicarlo sin que se te salten las lágrimas, sin que el paciente vea tus ojos llorosos. O brillantes por las lágrimas contenidas. Ha sido muy duro. Al final siempre tienes dos excusas estupendas para salir del paso: "tengo alergia al polen“ y "estas mascarillas/gafas me irritan un montón y al cabo de un rato lagrimeo“.
Porque... ¿cómo vas a compartir tu angustia e incertidumbre sobre su futuro con él o ella? Intentas mantener conversaciones con mascarilla (ambos) sobre sus nietos, sobre sus hijos, sobre su pueblo... Sobre lo que quiera el paciente, y a veces, me ha sorprendido mucho, solo querían que rezases con ellos.
Por otro lado, como en toda España (o en casi toda) no teníamos los Equipos de Protección Individual adecuados (los tristemente famosos EPIS). Nos volvimos expertos en diseñar delantales y batas con bolsas de basura (podemos valorar las bolsas de basura por su resistencia ya a nivel de experto). Esta falta de EPIS ha generado estrés, ansiedad y sobretodo preocupación a todos los que trabajamos en la ambulancia. Cada final de turno era una comprobación de "acabar bien“ (no se me ha roto el EPI, no me he tocado la cara, me he lavado bien las manos... no me llevo nada a casa). Y ha habido compañeros que han sufrido mucho.
Ha sido, como decía antes, indescriptible.
Al acabar el turno en la ambulancia, iba a mi casa me duchaba. Me cambiaba de ropa y subía a la residencia de ancianos donde trabajo media jornada. Allí apliqué, con el apoyo de mi directora Sonia L. las medidas de confinamiento una semana antes del decreto de Alarma. Al principio todos protestaron: familiares, pacientes, amigos y hasta el equipo asistencial...
Conforme fueron pasando los días y se fue viendo la magnitud de la epidemia, más contenta me sentía de haber hecho "lo correcto“ y de haber tenido el apoyo de mi directora. El exceso de información no verificada por parte de algunos medios de comunicación y de las redes sociales generó que algunos gerocultores tuviesen cuadros de ansiedad y pánico que tuvimos que gestionar con información y formación. Repasando conceptos básicos de epidemiología, repasando higiene de manos y explicando que la falta de EPIS era algo generalizado pero que, afortunadamente, nosotros no teníamos (ni hemos tenido ningún caso), así que teníamos que mantener las medidas de protección y conseguiríamos llegar al final sin casos. Lo hemos conseguido, estamos en fase 2 y NO hemos tenido ningún caso hasta hoy 2 de junio, entre residentes ni trabajadores.
Ahora comenzamos a permitir visitas. Se me saltaban las lágrimas al ver las caras de los residentes al ver a sus hijas cara a cara (aunque no les dejemos tocarse, ni abrazarse, ni besarse..). Todavía nos quedan muchos días de trabajo antes de volver a la normalidad. De hecho nosotros en la residencia ya nos estamos preparando para el otoño, porque la prevención es la mejor herramienta a nuestro alcance hasta que haya vacunas y tratamientos claros.
Mientras tanto seguiré trabajando en la ambulancia y en la resi con la misma pasión que el primer día. Seguiré dejándome la piel en cada servicio. Y cada batalla ganada será un pequeño homenaje para todos aquellos que no lo han conseguido.
Por favor, compañeros Alumni CEU mantened las medidas de precaución: distancia 2 metros, mascarilla si no es posible, buena higiene de manos... todo el verano. Esto no se ha acabado y nos queda una segunda parte que será intensa este otoño.
Un afectuoso saludo,
Susana García Díez. Alumni CEU.
Subsecretaría Científica. Sección de Técnicos SEMES.
Contrata tu seguro de Hogar con MAPFRE con un descuento del 30% y tendrás incluída: