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Álvaro Aznar cursó Derecho porque quería una formación amplia que le abriera muchas posibilidades profesionales para poder desarrollar una carrera internacional, pero no tenía intención de dedicarse a la abogacía. Tras trabajar en otros ámbitos, actualmente es experto en Derecho Sucesorio transfronterizo en un despacho londinense. Hemos charlado con él para conocer su trayectoria, que le ha permitido saber jugar en un entorno global.
¿Qué te impulsó a estudiar Derecho?
En el momento de elegir estudios universitarios solo tenía claro que quería desarrollar una carrera internacional, pero no a qué me quería dedicar profesionalmente. Opté por el Derecho porque consideré que me daría una formación completa y suficientemente flexible, que me abriría muchos campos profesionales.
¿Consideras que acertaste con la elección?
Mis estudios me han permitido ejercer en otros países como Inglaterra y Francia, así que, definitivamente, sí que acerté con la elección.
Actualmente trabajas en el despacho londinense de Sykes Anderson Perry (SAP). ¿En qué consiste tu labor?
Soy abogado asociado en el departamento de Private Client donde se gestionan temas sucesorios, planificación de herencias (muy habitual en el Reino Unido), impuestos y cualquier aspecto de protección de bienes patrimoniales. De esta manera, asisto a la directora del departamento y en el equipo llevamos expedientes sobre derecho sucesorio transfronterizo de nacionales británicos con bienes en Inglaterra y Gales, pero también en otra jurisdicción (España, Francia, Suiza o Bélgica, por ejemplo) o nacionales de otros países, como españoles, franceses, belgas o suizos que tienen bienes en Inglaterra.
Con la globalización cada vez es más frecuente que en la herencia de una persona haya un bien situado fuera de su país, ya sean acciones, fondos de inversión, propiedades, etc. Nuestra labor es coordinar, si la persona ha fallecido, esa herencia de la manera más eficaz, rápida y con las consecuencias fiscales más ventajosas, dentro del marco legal, para los herederos. Otro ejemplo de nuestra labor es la de asesorar a particulares que quieren planificar su herencia y conseguir que sus bienes pasen a las siguientes generaciones de una forma óptima.
¿Cómo llegaste a especializarte en Derecho Sucesorio Transfronterizo?
No fue algo planificado. Mi último año de Derecho lo cursé en Lille (Francia) con una beca Erasmus. Cuando me licencié, decidí no ejercer como abogado y, como mi estancia en Francia había sido muy satisfactoria, quise seguir en el país y empecé una doble licenciatura en Lenguas Extranjeras Aplicadas al Comercio Exterior e hice prácticas en productoras de televisión en París. Después me trasladé a Inglaterra, donde seguí trabajando en el sector de la comunicación y marketing, pero en 2009 quise cambiar y darle una oportunidad a la abogacía. Empecé a trabajar en el departamento de sucesiones de un despacho boutique especializado en Derecho Internacional. Al principio tuve muchas dudas, pero la verdad es que ahora me encanta. Es una rama del Derecho que, aunque tienes que tratar con personas que están pasando un mal momento, es muy bonita, porque las estás ayudando en un procedimiento que nunca es fácil hacerlo de la mejor manera y lo más rápido posible. Después de nueve años, en octubre decidí cambiar de despacho y surgió la oportunidad de incorporarme a Sykes Anderson Perry, muy reconocido en Derecho Internacional.
CUANDO VI LOS PROGRAMAS DE LAS ASIGNATURAS DEL CEU, ME PARECIÓ QUE ERA EL SITIO ADECUADO
Al trabajar en Reino Unido y siendo experto en Derecho Internacional, es obligado preguntar sobre el Brexit ¿Cómo os está afectando en vuestro trabajo?
Mi trabajo no va a cambiar sustancialmente ya que el reglamento europeo de sucesiones de 2012 nunca fue ratificado por el Reino Unido, por lo que se considera un tercer estado a los efectos. Por tanto, en materia de sucesiones, que es mi área específica de Derecho, no va a haber mucho cambio. Será distinto en otro tipo de transacciones cuando, por ejemplo, un británico quiera comprar en España, pues entonces dependerá de cómo afecte el proceso a la libra. Creo que en caso de que haya un “no-acuerdo”, habrá múltiples acuerdos bilaterales. Existe mucho interés por las partes de llegar a buen puerto. Según las estadísticas, hay 700.000 británicos en España y 3 millones de europeos en Inglaterra, por lo que es un tema bastante complicado. En definitiva, pienso que, cuando hubo el referéndum, la población no era consciente del alcance de esta decisión. Por ejemplo, no sé si se tuvieron en cuenta todas las medidas que la Unión Europea ha puesto en marcha para agilizar que las decisiones de un país sean ejecutables en otro con carácter inminente, como las órdenes europeas de arresto o las sentencias mercantiles, y que con el Brexit dejarán de ser aplicables en el Reino Unido. En definitiva, confío en que se llegue a un acuerdo con el Brexit, pero, aun así, este no va a mejorar la situación privilegiada que el Reino Unido tenía como miembro de la Unión Europea. Además, estamos yendo hacia una situación de incertidumbre absoluta, porque no existe un precedente.
Eres presidente de la Asociación Anglo-Española de Abogados (BSLA). ¿Qué labor desarrolla esta asociación?
Somos una asociación pequeña que trabajamos para favorecer y fomentar las relaciones entre abogados de ambas jurisdicciones. Para ello, organizamos seminarios en Inglaterra sobre temas de derecho anglo-español y todos los años organizamos una conferencia anual en alguna ciudad española con ponentes de ambas jurisdicciones, que explican las diferencias legales y de procedimiento en un ámbito del Derecho en cada una de ellas. Este año la celebraremos en octubre en Madrid. La idea no es formar a un abogado español en derecho inglés o viceversa, pero sí que tenga las ideas básicas y pueda aprender cuáles son los primeros pasos ante un expediente con un abogado o caso de otra jurisdicción. También fomentamos el networking para que los abogados se conozcan y establezcan conexiones.
¿Por qué elegiste el CEU para estudiar Derecho?
Tenía muy buenas referencias, ya que siempre me habían hablado muy bien de la Universidad y, cuando vi los programas de las asignaturas, me pareció que era el sitio adecuado. Además, se fomentaba mucho la cuestión de los idiomas y me pareció la elección idónea.
¿Cómo fue tu paso por el centro? Maravilloso en el aspecto personal, ya que he hecho amistades que todavía mantengo, y en el académico. Guardo muy buenos recuerdos de profesores como María Jesús Lago, María Bellido o las clases de Penal con María Luisa Silva y con Ignacio Gordillo. El nivel académico era muy alto, con una atención muy personalizada.
¿Qué es lo más valioso que te llevaste de tu formación en el CEU?
Varias cosas como, por ejemplo, obtener una perspectiva internacional. La carrera de Derecho en el CEU tiene mucha perspectiva internacional. Así, las asignaturas que había de Derecho Comunitario, como, por ejemplo, Política Monetaria de la Unión Europea, Geografía de la Unión Europea o Instituciones de la Unión Euro-pea, entre otras, me enseñaron la importancia de tener una amplitud de miras hacia el exterior. Por otra parte, también destacaría el compañerismo que había en diversas clases. Quizás no es uno de los objetivos principales de la universidad, pero las relaciones personales fueron muy buenas y son años que guardo con muy buen recuerdo.
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