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¿Hemos dado por fin con la manera de conseguirlo?
Parece que desde hace tiempo nos empeñamos en encontrar la fórmula secreta. ¿Lo estamos consiguiendo? Desde muchas culturas nos llegan diferentes conceptos o “herramientas” para conseguirlo. Realmente no son fórmulas matemáticas. Estas herramientas no tienen como objetivo último la felicidad, sino que ésta termina convirtiéndose en una consecuencia. Y como todo, se basa en el equilibrio.
De los países nórdicos nos llegaron el “hygge” danés (celebración de los placeres sencillos y de la vida en armonía con la naturaleza). Y el “lagom” (que huye del exceso y de la complicación en busca de la sencillez y del equilibrio en todo) sueco.
Pero los reyes por excelencia del equilibrio son los japoneses. Y de este país es de donde viene el término IKIGAI.
Sabemos que Japón es el país en el que la gente vive más años (83,7 de media, entre hombres y mujeres, según la OMS). Ahora bien, parece que los japoneses no solo nos sacan cabeza en eso de vivir mucho tiempo. También son maestros en tener ganas de vivir, que es incluso mejor.
El término ikigai se compone de dos palabras japonesas: iki (生き), que se refiere a la vida, y kai (甲斐), que más o menos significa “la realización de lo que uno espera y desea” (Wikipedia).
Aunque ya hace más de 40 años que se dio a conocer por la autora Mieko Kamiya, en estos momentos está pisando fuerte en la búsqueda del bienestar personal y la felicidad, dentro y fuera del trabajo.
Ikigai consiste en encontrar el equilibrio entre lo que estás haciendo y lo que te encantaría hacer
Según los naturales de Okinawa, la isla con mayor índice de centenarios del mundo, el ikigai es la razón por la que nos levantamos por la mañana.
Reflexionemos un momento… ¿y qué es lo que realmente hace que me levante cada mañana? ¿Qué me motiva? ¿Cómo lo encuentro?
No es una reflexión para tomarla a la ligera. Para empezar porque para llegar a una solución aceptable, tenemos primero que encontrarnos a nosotros mismos. Entender lo que realmente nos motiva y perseguirlo, en definitiva: nuestra razón de ser.
El objetivo del Ikigai es identificar aquello en lo que somos buenos, que nos encanta realizar y que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo sientes que tu presencia en el mundo tiene un sentido. La felicidad llega entonces como una consecuencia.
Está compuesto de cuatro grandes áreas que se representan como círculos de Venn, que se entrelazan entre sí, y cuya complejidad radica en mantener un equilibrio entre ellos:
Image-Toronto-Star
¿Eres bueno en algo y te pueden pagar por ello? ya tienes tu profesión. ¿Te pueden pagar por ello y es bueno para los demás? añades la vocación. Si lo que el mundo necesita es lo que a ti te gusta hacer, esa es tu misión. Y si eres bueno en eso que te gusta, encuentras tu pasión.
Cuando encuentres aquello en lo que eres bueno, que, además, te gusta y te pagan por ello y que encima mejora el mundo, entonces ya tienes tu ikigai: la razón que hará que te levantes feliz cada mañana.
El concepto del ikigai se puede trasladar fácilmente al mundo de las organizaciones y los negocios. De hecho, Japón es uno de los países más productivos del mundo, por lo que entendemos que algo tendrá sabrán de esto…
Dentro de la cultura empresarial japonesa, Ikigai es un concepto de equilibrio profesional ligado a la realización personal.
Pero cuidado, puede que tu ikigai no tenga nada que ver con los ingresos… ni siquiera con el trabajo. Para algunos el trabajo puede ser muy importante. Pero su vida no se limita a eso. De hecho, en una encuesta hecha en Japón en 2010 con 2.000 hombres y mujeres, solo el 31% de los participantes consideraron su trabajo como su ikigai.
Lo que sí que está demostrado es que las empresas con valores definidos, con un propósito, tienen mayor retención de talento y cuentan con empleados más motivados. Y también tienen clientes más leales y comprometidos con la marca.
Hoy en día el 58% de los millenials están dispuestos a recibir 15% menos de sueldo si sus valores están alineados con el propósito de la empresa. Simon Sinek, autor de “Start with Why”, siempre dice “la gente no compra lo que haces, sino la razón por lo que lo haces”.
Porque como decía Confucio: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.
Debemos buscar nuestra profesión en concordancia con nuestras habilidades y pasiones. El ideal sería disfrutar en todo momento con lo que hacemos y que nos remuneren por ello.
En conclusión, nuestro Ikigai debemos buscarlo en lo cotidiano, ya que no se encuentra en lo excepcional, sino en esas pequeñas rutinas que hacen que nos apasionemos y nos ilusionemos. Debemos perseguir nuestro bienestar y nuestro equilibrio interno. Potenciar nuestros logros y satisfacciones, así como nuestras capacidades personales, nuestra imaginación, creatividad y así conseguir nuestro objetivo.
El concepto de Ikigai tiene muchos puntos en común con la felicidad, aunque tiene una diferencia importante: Ikigai es lo que nos permite desear que llegue el futuro, incluso si nos sentimos mal en el presente. Nos permite afrontar el futuro, sea el que sea e incluso partiendo desde un presente duro y demoledor.
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