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Es un hecho. La innovación es la clave para nuestra subsistencia. En el mundo en que vivimos, a las velocidades cada vez más trepidantes a las que ocurren las cosas, o innovamos y nos renovamos, o estamos condenados al estancamiento que lleva al olvido.
Tod@s queremos ser innovadores porque la innovación es la que nos lleva al cambio y el cambio nos permite evolucionar, actualizarnos y destacar. Toda innovación nace con una idea, la necesidad de dar solución a un problema o incluso puede que surja fruto del azar.
Pero ¿qué es innovación? Transformación digital o social, liderazgo del siglo XXI, I+D+i, Blockchain, Big Data o Inteligencia Artificial y robots… ¿Es eso la innovación? Y si es así… ¿es asequible para cualquiera? Bajemos a un escalón más real, muchas veces entendemos innovación como creatividad, inversión económica, pero sobre todo nos viene a la cabeza el desarrollo de nuevas ideas o productos…
La realidad nos demuestra que la innovación de hoy en día está más impulsada por la creatividad de las personas que por la pura investigación científica que sale de un laboratorio. Las innovaciones más impactantes de los últimos tiempos han sido las de productos como Netflix o servicios como Airbnb o Cabify, que no suponen inventar un producto nuevo en sí, ni nuevas tecnologías, sino que suponen una visión diferente en hacer las mismas cosas de siempre.
¿Hablamos entonces de re-novación y re-invención, o incluso re-innovación?
En la búsqueda de lo que funciona, cada día existen más piezas en el rompecabezas.
¿Estamos innovando cuando nos reinventamos? ¿O estamos re-innovando? Aportar una nueva visión de algo es innovarlo. La renovación es adaptar lo antiguo, es mejorar un proceso que ya existe para asimilar las nuevas condiciones del mercado. La renovación muchas veces es el camino opuesto a la innovación, es simplemente la forma de mantener sistemas que todavía funcionan.
Hace unos años entendíamos la innovación como el hecho de implementar nuevos procesos tecnológicos o de producción. Hoy en día la innovación supone una reinterpretación del producto, del mercado, de la cultura y visión de la empresa y del usuario. La innovación es continua, y se reinterpreta a sí misma, la empresa hoy tiene que vivir un proceso continuo de re-innovación para no quedarse estancada en modelos que se quedan obsoletos en muy poco tiempo.
Innovación es hacer realidad una idea implementando algo nuevo, no siempre tecnológico, basado en conocimiento, no simplemente científico, y que genera valor, que no tiene por qué ser económico.
Por supuesto estos dos elementos —ciencia y tecnología— son poderosas herramientas para afrontar los desafíos sociales a los que nos enfrentamos, por lo que se convierte en primordial que las organizaciones adapten su visión y estructura al cambio cultural y compatibilicen los procesos y las personas.
Es por eso que uno de los grandes retos que debemos abordar tiene que ver con entender que estamos condenados al re-aprendizaje, a la re-novación y a la re-innovación. Son las vías que nos permiten dar respuesta a los desafíos de nuestro tiempo. No es la tecnología sino la capacidad de transformación y adaptación de las organizaciones la que decide el éxito o el fracaso empresarial en esta era digital que ya es una realidad.
Innovar tiene por qué significar crear de la nada, o hacer algo que nadie más haya hecho jamás, significa tomar lo que ya hay y darle un giro de 180°.
La visión, el empoderamiento, el atreverse, una nueva mirada, fallar, levantarse… reinventarse o morir. Para las nuevas formas de trabajo es imprescindible hablar de flexibilidad y adaptación al cambio.
El futuro de la innovación puede que tenga un poco de cada uno de estos ingredientes. La renovación de aquellos agentes que todavía tengan sentido y la reinvención y reinterpretación del mercado, dentro de un proceso continuo y vivo de constante innovación.
INNOVACIÓN, algo revelador, revolucionario, con la magia de convertir ideas en algo que aporte valor a la empresa: ahorro, ventas, posicionamiento, rentabilidad… Es elegir la estrategia que mejor se adapta a lo que necesitamos.
REINVENTARSE para la competencia. Saber hacia dónde se dirige el mercado para poder adelantarme y posicionarme antes que el resto.
En definitiva, lo que se constata desde hace algunos años, en la mayor relevancia e importancia para las empresas en reinventar e innovar su visión y modelo de negocio, y no solamente innovar de forma aislada productos y servicios.
Los centros educativos tenemos la misión de transmitir todo esto que os hemos contado en este artículo, nos gustaría compartiros una iniciativa pionera en el mundo académico, la Innovation Week que ha congregado a diversas generaciones con la intención de desarrollar y co-crear proyectos que permitan cambiar el mundo y la sociedad.
Ha sido una semana muy productiva desde el punto de vista de crecimiento de todos los que formamos del CEU, tanto alumnos y alumni y el perdonal han generado sinergias únicas, muy en la línea de los valores CEU.
Hemos podido lanzar mensajes a la sociedad que la innovación puede nacer en un garaje pero también nace en la universidad.
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