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Hace ya años empezó a resonar en nuestros oídos la palabra COACHING. Ahora, parece que invade tanto el mundo laboral como el personal. ¿Qué hace que el coaching haya subido como la espuma?
Creo que podemos intuir una respuesta relativamente sencilla…
El mundo es difícil. Cambia y nos pone dificultades. Y todos necesitamos enfrentarnos a las realidades que nos encaran. Cambios, nuevas formas de pensar, nuevas formas de trabajar, nuevos retos. Momentos de cambio, de conflictos internos, de digitalización… son los momentos donde nos sentimos indefensos e inseguros. Y eso nos pasa a las personas… y a los equipos profesionales.
Podríamos decir que no es nuevo. La Humanidad se ha enfrentado a cambios constantemente. Y las empresas más. Pero en este mundo tan vertiginosamente cambiante, hemos aprendido que para “defendernos” necesitamos otras armas modernas. Y el coaching es una de ellas.
¿Qué hace un coach? Acompaña a personas y equipos en procesos de aprendizaje y desarrollo para sacar lo mejor de ellos y conseguir objetivos.
Porque todos tenemos las herramientas suficientes para conseguir el éxito. Solo tenemos que identificar nuestras fortalezas, ponerlas en práctica y desarrollarlas para alcanzar los objetivos fijados. Y así nuestros límites desaparecen.
Hay que decir que realmente, no es una filosofía tan nueva. Ya en la época de la Grecia clásica se empleaba la mayéutica (en la filosofía socrática, diálogo metódico por el que el interlocutor interpelado descubre las verdades por sí mismo). Se inspira en filósofos, psicólogos, antropólogos, lingüistas, etc. Este tipo de aprendizaje se basa en que es el propio individuo quien se cuestiona las cosas y encuentra las soluciones.
El Coaching, por tanto, no es ni una terapia ni consultoría. Y mucho menos un proceso mágico de cura. No es tampoco un asesoramiento psicológico.
El coaching es una herramienta mediante la cual el coach ayudará a sus clientes a definir objetivos de una forma efectiva y a pasar a la acción a través de un plan para el cambio. Sacando siempre las fortalezas de cada uno para conseguirlo.
Durante cualquier proceso de coaching, el coachee (protagonista del proceso, ya sea una persona o un equipo) aprende a leer en su mundo emocional y se hace consciente de sus propios recursos. En definitiva, toma las riendas de sus circunstancias, de su realidad, y de su capacidad de crear y llegar a ser.
Hay, según el cliente, diferentes tipos de coaching:
El coaching profesional consiste en una relación profesional continuada que ayuda a obtener resultados extraordinarios en la vida, profesión, empresa o negocios de las personas. Mediante el proceso de coaching, el cliente profundiza en su conocimiento, aumenta su rendimiento y mejora su calidad de vida. INTERNATIONAL COACH FEDERATION (ICF)
El coach debe estar certificado. Un coach debe formarse para serlo. Y debe tener una certificación que avale su capacitación.
Vale para personas y para organizaciones o equipos que tengan objetivos sin concretar. Que estén abiertos a la transformación y que quieran buscar propósito a su vida o sentido a lo que hacen.
No vale para cualquiera. No vale si no estás dispuesto a abrirte, a aprender y a generar tú el cambio. El coaching requiere compromiso y credulidad. Porque el coaching no es terapia. No se trata de enfocarnos tanto en el pasado o en nuestros problemas. Se enfoca en acciones concretas y en conseguir objetivos.
Un buen coach debe saber:
…ACOMPAÑAR
El coaching supone que las respuestas ya las tenemos nosotros. Parte del futuro para cambiar el presente. Y el coach es un mero acompañante e impulsor del proceso.
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