Solo las empresas alineadas con la tecnología (permitidnos decir “física y mentalmente”) serán las que tengan un futuro más exitoso tras esta pandemia y frente a la crisis que se nos viene encima.
La inteligencia emocional es la capacidad de identificar y poner nombre a nuestras emociones. Nos ayuda a gestionar nuestro comportamiento para mostrar nuestro mejor yo siempre que sea posible, permitiendo así elegir el comportamiento más adecuado y eficiente en cada momento. Nos hace ser mejores.
La inteligencia emocional de una persona puede ser un buen predictor del éxito. Las personas emocionalmente inteligentes son capaces de autogestionar sus comportamientos y superar los desafíos con el mejor resultado para ellos y su entorno, controlando y gestionando las emociones que pueden jugarnos malas pasadas en momentos críticos.
Era un simple estudioso del Derecho cuando mis maestros del CEU me sugirieron –ya no recuerdo si en la disciplina de romano, historia o filosofía– que me amoldase a lo que me tocara en suerte (siempre con afán de sana superación) y que amase a las personas con las que en suerte me tocase vivir. De nuevo, Marco Aurelio.
Incluso en los peores momentos, somos capaces de encontrar alternativas y oportunidades para generar valor. No hay que bloquearse, tenemos que pasar a la acción ante las realidades que nos ha tocado vivir.